Cuenta una pequeña historia que, en un grupo bastante particular de amigos había uno de ellos que llamaba la atención por su forma de actuar en cuanto al dinero en efectivo que poseía, como lo administraba era algo merecedor de la atención de los demás porque siempre acomodaba sus billetes de mayor a menor y de cada valor ponía el más deteriorado de primero, siendo así más fácil para él tener la mayoría de billetes de buen estado en su cartera, de igual forma para las monedas utilizaba siempre primero las más deterioradas. En la mayoría del tiempo su dinero efectivo estaba en buen estado, sabía cuánto contaba de este de forma sencilla.
Esta historia la podemos aplicar a nuestras vidas, cuando entendemos verdaderamente el texto bíblico con la recomendación de “guardar el corazón porque de él mana la vida”, será cuando siendo obedientes sacaremos siempre de nuestras emociones todas esas cosas que están viejas y deterioradas, lo cual pareciera que tienen el mismo valor que otras nuevas, pero que al no estar en nuestro corazón nos permiten ciertamente reflejar vida.
Las emociones fueron creadas por Dios, por lo cual no es algo necesariamente malo, los estados emocionales nos hacen ser personas más sensibles, nos recuerdan siempre nuestra dependencia de Dios, y también nos permiten conocerle a Él en momentos de necesidad o aflicción.
Necesitamos buscarle a Él todos los días, y permitirle nos llene y satisfaga en cada una de nuestras necesidades de forma integral.
Revise constantemente su corazón, busque mantenerlo limpio y ordenado, le aseguro que experimentarás un cambio positivo en cada cosa que haga, y aún mejor todos en tu entorno conocerán que hay algo especial en tu vida.
Proverbios 3:5-6
- Carlos Castillo Aguilar