He notado en algunos momentos que algunas personas tienen la tendencia a imaginarse cosas y considerarlas reales, e incluso han tomado decisiones basados en lo que creen. El conflicto más grande creo yo no está ahí, sino cuando son otras personas que se pueden ver afectadas por sus padecimientos, considerado por especialistas como transtornos mentales.
Si, la pregunta siempre estará ahí, ¿dónde estarán sus familias y cual es el papel fundamental de esta en el desarrollo positivo o bienestar de estas personas?, e incluso cual es el papel de la Iglesia en la vida de estas personas… pensemos por un momento en que perfectamente podemos ser usted o yo quienes podemos vivir en una condición como esta, que genera tanto dolor a esta persona o quienes les rodean…
He visto que este problema se incrementa, cuando hay odio en el corazón de estas personas, porque incluso hay llegado a generar esenarios, comentarios o actitudes para generar dolor en otros. La envidia que también está presente en estas personas generan el buscar que los demás no crezcan o bien estropear por lo que están esforzándose.
Qué tal y como es bueno comportarse delante de estas personas es importante, para mantener una sana relación. Tenemos que tener siempre presente que darles un extra de atención en lugar de ayudarles, hacemos que su problema se acreciente, porque precisamente hacen muchas cosas para llamar la atención, este transtorno progresivamente va incrementando la magnitud de sus ilusiones.
La mitomanía es una conducta adictiva, que se refuerza así misma por los niveles de atención que se percibe de los demás.
Algo más que sumar en esto es que el ver problemas donde no hay, y que estos mismos proboquen problemas de salud es de muchísimo cuidado, es importante analizar estos patrones de conducta y buscar ayuda profesional.
El Espíritu Santo es indispensable en la vida de todos, porque es quien nos conoce más que cualquiera, buscarle para que sane nuestros corazones será de muchísima bendición.
Carlos Castillo Aguilar
“Nosotros las conocemos porque Dios envió a su Espíritu a revelárnoslas, ya que su Espíritu lo escudriña todo, hasta los secretos más profundos de Dios.”
1 Corintios 2:10
texto de párrafo aquí.