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La verdadera graduación de la vida

Cuantas veces en la vida la incertidumbre se hace presente sin que quizás se le invite, porque en todo momento queremos vivir en una burbuja de seguridad y control, teniendo el sentir de que nuestros segundos transcurren y que todo está saliendo bien.

Hace algunos meses atrás estuve viviendo por un momento de incertidumbre y estrés, estaba iniciando una nueva etapa en mi vida, al ver a mis últimas hermanas solteras preparando lo que serían cada una de sus bodas, sí, estaban por casarse.

No sabía cómo medir si había sido un buen hermano para mis otros hermanos, recordaba algunos errores que estaba seguro no volvería a cometer, también reconocía muchos aciertos, en medio de este momento me embargó un sentimiento de expectativa porque sabía que experimentaría un nuevo viaje, como estando dentro de un avión con sus turbinas encendidas, todo sería una nueva experiencia. No me quedaba solo, y nunca lo he sentido así, sino me acompañaría una historia de amor, misericordia y perdón, donde vería con mis ojos como el Señor bendeciría a una familia llena de hombres y mujeres emprendedores.

Con lágrimas le agradecí a Dios porque nunca nos dejó solos, siempre su provisión de una u otra manera siempre ha estado presente.

De todo esto rescato que mi vida, aunque para muchos no tuvo que ser así, nunca perdí mi tiempo, al contrario durante muchos años todos en nuestro hogar tuvimos la oportunidad de sembrar en nuestra familia cosas buenas, que hoy hemos iniciado a cosechar.

Entiendo que estas cosas no solo me ocurren a mí, este tipo de experiencias todos de una u otra forma las llegamos a vivir, cuántas veces estaremos en medio de una decisión donde pensamos que se inclina la balanza hacia un lado que no es el nuestro, pero al final nos damos cuenta que estábamos equivocados, enterándonos que simplemente hicimos lo que debíamos hacer y que en ningún momento el tiempo se perdió, sino que fue nuestra oportunidad para sembrar en tierra fértil. Por eso, ten paz y confianza, porque quien creo el cielo y la tierra sabe lo que haces y cuanto te has dado por los demás.

Esta vida es tan pasajera que perder el tiempo “no bendiciendo a los demás” es como tomar nuestro propósito y depositarlo en la basura. Dios siempre pondrá en nuestro camino la oportunidad para darnos por los demás, demostrar que nuestra ciudadanía de reino es una cultura de amor, misericordia y perdón.

Busque a quien bendecir, tome los errores y colóquelos en los pies de Jesús, perdónese por lo que no hizo y debió hacer, por lo que hizo mal, o por lo que no supo hacer, recuerde que debemos guardar el corazón porque de él mana la vida.

Nuestro título de la graduación de la vida debe decir “se dio en amor por los demás”

 

< Carlos Castillo Aguilar >