Algunos llaman a lo bueno malo y a lo malo bueno, algunos conocen la verdad pero sienten satisfacción en hacer lo contrario a lo que esta indica (hacer lo malo), hay quienes tienen una relación matrimonial pero no hay honra en su intimidad, otros viven en contra de la naturaleza sexual de sus cuerpos, etc…
Los seres humanos muchas veces no nos damos cuenta (o no queremos darnos cuenta) que en esta vida se está jugando nuestro destino en la eternidad, son tiempos en los que aquellos que conocen esto provocan en los otros el revelarse contra lo que es correcto y establecido por el creador.
Pero Dios no se mueve de su trono, para aquellos que piensan al revelarse que no tendrán ninguna consecuencia son necios en su propia opinión, ignorantes y hasta farsantes consigo mismos, se han engañado pensando que nada pasará.
Dios dijo que todo lo que se siembre eso se cosechará, y que la paga del pecado es muerte, entonces este título “Jugando con el infierno” para algunos quizás les parezca brusco e incomode, pero en verdad no hay otra voluntad que esta dada por Dios. Desde hace unos años para acá la maldad se ha multiplicado, lo cual lleva a todo el planeta a la destrucción, ya no habrán mejores tiempos.
El ser humano tiene miles de años de estar sobre esta tierra y nunca ha sido diferente (bendita la nación cuyo Dios es Jehová), generación sobre generación ha pasado, pero Dios sigue siendo el mismo ayer, hoy y siempre, Él ha dicho que su palabra nunca pasará, de igual manera ha mencionado por medio de sus profetas lo que ocurriría en los años finales del ser humano.
Mientras se embriagan en el pecado de lascivia y rebeldía, enseñando y adoctrinando desde pequeñas edades a niños, se conoce que hay todo un plan para que el pecado sea aceptado como bueno, pero no cambiará la realidad, una vez más Dios traerá juicio y no habrá quien sea considerado inocente. Delante de la santísima presencia de Dios su verdad no dará pie para el engaño, será lo verdadero contra el engaño del ser humano.
Hay tiempo para el arrepentimiento, aún hay esperanza, no hay otro evangelio ni otra palabra, se acaba el tiempo del hombre, poco a poco llega el momento, pero al igual que en tiempos de Noé, en estos días analógicamente la puerta se cerrará y quienes no oyeron o quisieron oír se desesperarán reconociendo que su palabra es verdad, y que tuvieron la oportunidad de arrepentirse de sus malos caminos.
En cuanto a los que conocen la verdad y la practican, es necesario tener una vida ejemplar de amor, misericordia y perdón. Predicar con el ejemplo llevará a algunos perdidos a los pies de Jesús, seamos verdaderamente luz, y no olvidemos que somos la sal de la tierra, de lo contrario ya esta hubiese sido destruida.
- Carlos Castillo Aguilar
“Si mi pueblo, que lleva mi nombre, se humilla y ora, y me busca y abandona su mala conducta, yo lo escucharé desde el cielo, perdonaré su pecado y restauraré su tierra.”