En verdad que hay canciones que de una u otra forma nos marcan, como si trajesen del cielo un mensaje exclusivo para nosotros… en este momento, cuando escribo esto estoy escuchando una canción que escuché cuando era adolescente, cuando no sabía nada de la vida, pero si empezaba a descubrir que a partir de ese momento toda mi vida sería diferente, hacía unos meses atrás el fallecimiento de mi mamá, tan solo a mis 16 años, junto con mis hermanos y papá no sabíamos que traería el futuro para nosotros. Y es cuando en ese momento Dios permite que yo escuche la canción “Yo quiero ser como tú” de Danny Berrios, esa canción me habló tanto al corazón, solo pasaban los segundos y mis lágrimas empezaron a salir, y le decía al Señor que, si bien esa canción no la canta una mujer, aplica tanto para padres y madres… ¿ahora quién hará su papel en mi vida? era lo que le preguntaba al Señor.
Que hermoso es saber que hoy a mi edad puedo decir que Dios en ningún momento me dejó, y que Él ha sido suficiente y aún más, me he respaldado, amado, comprendido y que además he disfrutado en mi vida el conocer canales de bendición, que me han dado tanto como para hoy poder decir que nunca me he sentido solo.
No lo entiendo, pero si lo siento. Su amor tan perfecto llena todo vacío. Es cierto, todos los días tengo algo que corregir y mejorar, tanto por cambiar, pero sé que quien me forma es perfecto y eso me da seguridad de que cada día soy más completo para llevar a cabo mi propósito de vida.
Hoy te pregunto ¿hacia adónde vas?, será que es necesario hacer un alto en tus caminos y revisar si estas permitiendo la formación del cielo, esta no siempre conlleva experiencias satisfactorias para nuestro temperamento, porque quizás que igual a mí el Señor te acorrale hasta que puedas aceptar su verdad, llena de amor, misericordia y perdón.
Hay una canción del cielo para cada uno de nosotros…hay un mensaje que nos recuerda “no estamos solos”, aunque parezca que el frío y la soledad serán nuestros compañeros de vida, Dios trae calor y esperanza en medio de las circunstancias difíciles. Y como yo sé que podrás decir “soy hijo de Dios”.
Confía que en cada momento de incertidumbre la sobra de Dios traerá frescura a tu vida, es momento de disfrutar el tiempo de vida que nos queda, y enseñar a otros sobre el cielo, y lo que nos espera ahí. Recuerda no habrá más llanto, ni dolor.
Un abrazo, y sigue adelante.
-Carlos Castillo Aguilar
Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos.