Cada vez que pasa el tiempo aumenta el riesgo de perderlo todo, hasta que el creador ponga punto final a nuestra vida pasarán los segundos, donde lo real lucha contra la vanidad a este lado de la eternidad.
Quizás algunos piensen que esta vida es un juego, y que acariciar el pecado no nos hará daño, o que solo serán unos momentos amando lo malo porque pensamos que moriremos muchos años después. Pero no es así, tan solo si supiéramos el momento de abandonar nuestros cuerpos, pero Dios no lo hizo así, porque quienes arrebatan el Reino de los Cielos son solo los valientes.
Es doloroso, más de lo que podamos expresar el ver a algunos que abrazaron la santidad, pero hoy le dan la espalda al Señor, como si todo fuera tan sencillo en la verdad misma.
Solo puedo meditar al imaginarme la mirada de amor, pero de dolor de Jesús, porque uno de sus hijos se aleja de su esencia, al desviar su mirada de lo correcto.
Escribo estas palabras, de verdad con la mano en el corazón, pensando en todos aquellos que dejaron todo a cambio de una vida de pecado, y recordando las palabras que resuenan en todo el mundo “mientras haya vida, hay esperanza”.
Amados, si hoy alguno de quien lee estas palabras piensa en dejarlo todo espera, espera, espera, no tomes la decisión, quizás te lastimaron hiriéndote tan profundo que no te explicas como sucedió, o simplemente tu fe ha decaído. No avances más hacia lo malo, espera en Dios, quien no te fallará, porque hay un momento para todo, y segundo a segundo tendrás que decidir entre lo bueno y lo malo.
Mientras haya vida, hay esperanza, mientras haya vida hay oportunidad…toma la decisión de continuar por los caminos de Jesús, recuerda que Él ya ha vencido al mundo, y que solo hay una vida, que es esta, después la verdad de todo nos enviará hacia donde viviremos la eternidad.
El Señor te ama, y aunque todo tu entorno te deje con todo Dios te recogerá.
No lo hagas, no te vayas, no pierdas todo por poco y pasajero.
Quién también conoce el cielo y el infierno sabe bien que mientras no se cierre le puerta habrá esperanza, pero llegará el momento en que se cerrará la puerta de la misericordia y no podrás ingresar al cielo.
No lo olvides, la paga del pecado es muerte.
-Carlos Castillo Aguilar-
“Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de tiernas misericordias y el Dios de todo consuelo, 4 que nos consuela en toda nuestra tribulación, para que nosotros podamos consolar a los [que se hallan] en cualquier clase de tribulación mediante el consuelo con que nosotros mismos estamos siendo consolados por Dios.”
2 Corintios 1:3