Se le ocurrió en algún momento de la historia, pensando por amor en mostrar su grandeza, no por necesidad de auto realizarse, ni sentirse bien consigo mismo, sino que en su corazón perfecto decidió crear personas que también anhelaba llamarles sus hijos. Simplemente volvió a ver a los ojos de quien es su mejor representante diciéndole “hagamos la creación”.
En ese momento inició la construcción de algo a lo que nunca el ser humano (quien sería parte del sueño de Dios) podría entender, sin descubrir a ciencia cierta la forma en que fue creado. Inició la creación…entre Jesús (su hijo) y el Padre iniciaron segundo a segundo el Universo, del cual aún no termina su formación, pues continúa estando en constante crecimiento.
El Padre, en el momento perfecto con mirada retadora y creativa viéndose así mismo dijo: hagamos al hombre a imagen, conforme a nuestra semejanza, y es cuando con su hijo crean al ser humano, como Dios es amor le da la facultad a ese ser humano de decidir por sí mismo el camino a seguir, y desde el inicio establece la obediencia como canal de bendición, por tal motivo creó en el Edén la necesidad de ejecutarla, la decisión de obedecer.
Nuestro creador no tiene la necesidad de presumir por su creación, primero porque no existe alguien mayor a Él y segundo porque sencillamente no tiene límites en sí mismo, sin embargo ha diseñado una necesidad profunda en el corazón del ser humano, y esa dependencia es la paternidad, esto para que usted y yo tengamos la urgencia en nuestra vida de buscarle para estar completos en la integridad de nuestro ser.
Cuando Jesús estuvo en este mundo en calidad de humano dijo que Él es el Camino, la Verdad y la Vida, y que nadie llegaría al Padre sino por Él. Bien el hijo de Dios pudo haber mencionado en lugar de Padre algún otro calificativo, quizás creador, o pudiera haber dicho Dios, pero no lo hizo, sino que su calificativo fue referirse a la principal función de Dios, su paternidad…
La biblia dice que los cielos cuentan la gloria de Dios, podemos entender que no tiene necesidad de hacérnoslo ver, porque la misma creación es evidencia de su poder creativo, pero se ha puesto a pensar que usted y yo necesitamos tener corazón de hijos. Solo así podremos vivir en medio de su esencia.
Desde el momento en que yo decidí verle a Él desde mi óptica de hijo mi vida ha cambiado, es como si segundo a segundo viviese en otra dimensión, donde las circunstancias difíciles no dejan de pesar, pero que sin importar lo que sea que venga hay una seguridad absoluta de que todo al final estará bien.
Quiero compartirle mis palabras esenciales del Salmo 23.
Es mi pastor, me provee, donde me lleva hay descanso, me forma en la quietud, ante el dolor me conforta, me enseña lo correcto, me da confianza ante la incertidumbre, su formación es perfecta, atiende mis necesidades, su favor y misericordia refleja en mí, viviré siendo parte de su hogar.
- Carlos Castillo Aguilar