Hace unos días atrás tuvimos (al menos desde mi punto de vista) unas elecciones intensas, donde los puntos de vista de algunos permitieron que entrara una división bastante marcada, incluso lamentablemente se dieron algunos actos de violencia, donde algunos medios de comunicación no informaron de estos actos por lo que ya conocemos su parcialismo reinó. A pesas de todo esto el pueblo eligió por medio del voto quien será el representante del poder ejecutivo los próximos cuatro años a partir del cambio de poderes.
Recuerdo muy claro las lecciones de sicología que recibí en la Universidad Hispanoamericana, en una de ellas aprendí que a lo largo de miles de años el ser humano comunica las cosas de la misma forma, no ha cambiado su manera de exponer lo que piensa, se ha mantenido igual, solo que las herramientas que utiliza sí han cambiado, y pareciera algo lógico de entender, sin embargo miles hoy en día desconocen de esto, y son fácilmente manipulables, basta con hacerles sentir bien con lo que hacen y ya les tendrás de tu lado, y algunos políticos conocen muy bien este principio de comunicación.
Ahora, con todo esto los hombres y mujeres seguimos siendo necesitados de Dios, urgidos de acercarse a su creador y arraigarse a su misericordia y perdón, sin importar credo religioso, cultura o edad, y quien más que el soberano lo sabe, y lo conoce muy bien, porque fue quien creo esa necesidad en el corazón de todos nosotros. Sin embargo, nadie estará cerca de Él si no lo decide, Él creó el libre albedrío, y Dios por alguna razón trabaja por medio de leyes que rigen nuestro caminar, su amor trasciende la lógica humana, siempre estará dispuesto a mirar a quien se humilla, deja su orgullo y establece en su vida los valores y principios del Señor.
Con respecto a las votaciones por gobernantes en todo el mundo ocurre igual, ciertamente Dios pone y quita presidentes, bíblicamente está muy claro que delante de los hombres siempre Dios pondrá dos caminos para que seamos quienes elijamos, es muy sencillo interpretar que su soberanía y justicia hace dar a los hombres lo que se merecen, tal como se cosecha lo que se siembra.
Dios NO es vacilante, ni hay sombra de variación que lo mueva, sencillamente continuaremos tendiendo dos vías en nuestras vidas para cada cosa que queramos hacer.
La voluntad de Dios fue decidir que nosotros elijamos lo que queremos, y Él pondrá a quien la mayoría quiera, hay quienes elegirán a personas cuyas raíces son paganas.
Dios tiene un trono inamovible, ante lo que se diga o se deje de decir, lo que se haga o deje de hacer, la soberanía de Él es sencillamente eterna, y se cosechará lo que se siembre.
Carlos Castillo Aguilar