Volver al sitio

Cuanto duele perder

En estos días una persona muy especial para mí me envió una fotografía de cuando yo era niño. Ver ese uniforme color celeste de kínder me hizo recordar momentos muy especiales de mi niñez, pero particularmente me llamó mucho la atención lo que yo tenía tomado con mi mano derecha, era un muñequito hecho para decorar mi graduación, recordé que para esa ocasión no había tantos de estos en la mesa, por lo que yo quería asegurarme de que fuera mío.

A veces nos ocurre lo mismo, hay momentos en la vida donde no hay recursos para todos, por lo que alguien se quedará sin lo que quiere. Estoy seguro que esto nos ocurre a todos, en diferentes momentos anhelamos tener algo y al final no lo tenemos, porque otro lo tomó o simplemente porque no había para nosotros, y es en estos momentos donde somos probados para medir de que estamos hechos, y además esto revelará lo que realmente hay en nuestros corazones, porque lo más importante acá es lo que hacemos luego de vivir estas experiencias de derrota en cierta forma.

Cuando no se vive una religión, sino que, si se mantiene una comunión con Dios, nosotros entenderemos si o si que cada uno ha sido marcado con un propósito desde que fuimos concebidos, hay ya una marca en nuestras vidas, el Señor nos ha indicado en su palabra que quienes le aman todas las cosas les ayudan para bien. Entonces no quisiera parecer que se puede tapar el sol con un dedo, es cierto que las perdidas duelen, que el no alcanzar sueños cuando nos esforzamos es desgastante, y a veces deprimente. Por eso es vital estar claros que cuando nos mantenemos en comunión con Dios y vivimos conforme a su voluntad lo que no es para nosotros no llegará.

Tenemos que aprender a confiar en Dios, descansar en su palabra y en la confianza de que todo estará bien.

Ahora, tampoco se trata de bajar los brazos ante el primer problema, sino que debemos luchar por lo que queremos, y es acá cuando más que nunca necesitamos ser sensibles al Espíritu Santo, porque solo Él es quien sabe si vamos camino a puerto seguro. Tomarse de su mano y permitir su formación, es asegurarse el tener todo lo necesario para avanzar en esta vida, con pasos firmes y seguros que estamos haciendo las cosas bien, aunque veamos a nuestro alrededor algunos sueños desmoronarse.

-Carlos Castillo Aguilar

Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis.

Jeremías 29:11