Volver al sitio

¿Por qué vivimos, hacia dónde vamos?

Cuando los pensamientos se enfocan en lo que nuestros ojos perciben de esta vida pareciera que no siempre tienen razón, o que todo aquello que ven les hace reconocer equivocadamente que lo único que existe es una vida en deterioro, donde todo lo que se crea se desvanece y muere al tiempo, cuando su uso ya pasó o cuando simplemente su ciclo de vida llegó a su fin.

En una ocasión hablando con un empresario experimentado y muy respetado, conversábamos sobre algunas cosas desde el punto de vista empresarial, determinando algunas ideas para buscar implementar en unos proyectos que tengo por hacer, y concluimos que incluso las empresas llegan a morir naturalmente, junto con ellas las ideas, e incluso el esfuerzo que se ha realizado para alcanzar cada sueño. Por un momento he de confesar que me sentí algo desmotivado, luego de escuchar las palabras de este empresario concluí que tenía que tomar una decisión si seguir adelante con mis proyectos o desistir de ellos.

Al llegar a mi casa, recordé por un momento de tantas bendiciones que el Señor me ha dado, empezando por mi familia y terminando con cada recurso material, y en ese momento subió a mi corazón (simbolismo del área emocional) y pude entender que nada de lo que podamos alcanzar será superior a lo que tendremos en el cielo, y es acá donde puedo imaginarme a Dios intencionalmente dándonos cosas materiales con una vida limitada.

Viendo un programa de televisión sobre la vida, miraba como un ser humano en gestación se movilizaba en el vientre de su madre, era algo muy hermoso, ver y escuchar como su pequeño corazón latía, movía sus manitas y ya reconocía la voz de su padre. Todo esto me llevó a entender que aunque todo se desvanezca y muere es también importante y valioso ante la mirada de eternidad de nuestro Dios.

Entonces, qué es lo que busca el ser humano al revelarse contra Dios, y preferir inclinarse por todo lo vano y engañoso, enfocarse en lo malo, donde aflora el egoísmo y la envidia…meditar en esto me lleva a la conclusión que sin Dios en el corazón es vivir una vida sin propósito, vacía y sin sentido real, donde lo absurdo provoca que desviemos la mirada de lo verdaderamente importante.

Acercarse a Dios es la decisión más inteligente que cualquier ser humano pueda tomar, es tan importante que cobra sentido cuando entendemos que vivimos en una dimensión donde lo “imperfecto” también es perfecto, porque crea en nosotros la necesidad de reconocer que existe algo más importante que todo lo que podamos alcanzar en esta vida.

Continué con el camino hacia el cumplimiento de mis proyectos empresariales, y día con día trabajo para verlos cumplidos, sin embargo ahora mi corazón en está claro que todo lo que hago es para disfrutar las cosas que Dios me da mientras yo tenga vida.

Busca bendecir a tu entorno, comparte de ti lo bueno, que todos te puedan recordar cuando en algún momento Dios te llame a su presencia.

"Vanidad de vanidades, todo es vanidad" (1:2), "Lo que fue, eso será. Lo que ya se hizo, eso es lo que se hará; no se hace nada nuevo bajo el sol" (1:9), "Todo tiene su momento, y todo cuanto se hace debajo del sol tiene su tiempo.

Eclesiastés 1:2 – 1:9

- Carlos Castillo Aguilar